24 de marzo
38 años… Ya son 38 años, y las heridas aún
sangran… Algunos responsables siguen sueltos… Los que se fueron, aún no
vuelven…
¿Pero… a tantos años de aquella mañana en la
que todos eran puestos en listas a la hora de entrar a las aulas y oficinas, y
después de tantas veces que hemos mirado atrás contemplando la infamia, qué
hemos sacado como conclusión de esta larga experiencia los ciudadanos
argentinos?
Si hacemos un poquito de memoria (ya que, de hecho,
de eso se trata esta jornada), y si nos centramos en las épocas previas a la
Dictadura, divisaremos el paisaje de una Argentina convulsionada. Un país
inmerso en un letargo político en el cual la imagen de la que en ese momento
era Jefa de Estado era sólo una marioneta deshilachada del Brujo López Rega, un
comisario que desde mucho antes de la fecha que conmemoramos hoy ya les daba caza
a guerrilleros, intelectuales, políticos, obreros, artistas… La disconformidad
era mucha, sí, faltaban pocos meses para las elecciones, el peronismo (que estaba
en el poder en aquél entonces) estaba prácticamente derrotado, y la supuesta “subversión” estaba casi aniquilada.
Y una mañana… Ésa mañana se presentó la
solución sin siquiera tocar la puerta, venía en tanque desde Campo de Mayo…
Nadie lo cuestionó en su momento (claro, porque
nadie podía); es más, los militares tuvieron bastante apoyo popular. Venían a
arreglar el caos, a exterminar la
subversión, a imponer un orden y a dictar una organización. Una re-organización
del país… Social, económica, política e incluso cultural.
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Social no sólo porque las consecuencias fueron para los más desplazados (eso
fue peor en las dos décadas que siguieron), sino porque discretamente se anuló
el concepto social de la política de estado. Las drásticas desinversiones en salud,
educación, subsidios y vivienda, por dar ejemplos, evidenciaban hacia dónde se
estaba re-organizando la Argentina…
-
Económica porque el relegamiento del aparato industrial, la privatización de
empresas nacionales, la reducción de las tasas de importación, la eliminación
de las retenciones agropecuarias, la disminución de los salarios y las reformas
de liberación cambiaria anunciaban el comienzo de la era neoliberal, dictada al
dedillo por EE.UU y sus socios…
-
Política porque en política siempre hay un adversario, y en los casi 8 años de
dictadura todo adversario era peligroso. Oponerse era un crimen, cuestionar era
cuestionar a la Patria, pensar era subversivo, el silencio era salud… Y esto no
terminó el 10 de diciembre del ’83, cuando Alfonsín recibía el bastón en la
Casa Rosada… No… Terminó por allá, a finales de los ‘90, con los últimos
levantamientos y masacres de los “carapintadas”,
y algunos de estos pensamientos aún quedaron vigentes en la conciencia de los
argentinos…
Y por último, culturales. La re-organización, más allá de todo, fue un proceso de
trauma implementado a la sociedad argentina. “Compre importado”, “por algo
será”, “somos derechos y humanos”, “occidentales y cristianos”… Pregúntense, ¿a
cuántos de ustedes les suenan estos slogans?
¿Cuántas veces elogiamos los productos importados y desmerecemos las
manufacturas nacionales?¿Cuántos de ustedes me creerían si les dijera que,
antes de la Dictadura, los padres dejaban salir a sus hijos con más confianza
en lo que hacían?¿Cuándo fue que en los negocios y en la política argentina se
dejó de hablar de adversarios y competidores para empezar a hablar de
“opositores” y “enemigos”? El neoliberalismo, la persecución política e
ideológica, el desprestigio nacional y el miedo generalizado forjaron un
pensamiento totalmente volcado a anular el pensamiento político popular. La
injerencia cultural que ha tenido la dictadura en nuestras generaciones es,
quizá, la herida que más tardará en cicatrizar… Y que, por desgracia, sigue
sangrando en nuestra generación…
La consigna “Nunca Más” dice muchísimo más que
esas dos palabras…
Entonces… ¿Qué hemos sacado como conclusión los
argentinos de la última dictadura? Por lo menos en la opinión de éste alumno,
esa pregunta es ambigua.
¿Hemos aprendido el valor del coraje, o lo
terrible del miedo? ¿Hemos aprendido a reclamar por nuestros derechos, o a
acordar con “el Rey de Espadas”? ¿Hemos aprendido a jugarnos el pellejo por
nuestro futuro, o a quejarnos y negar nuestras oportunidades pasadas? ¿Hemos
aprendido el auténtico e infinito valor de la democracia, la autonomía y la
libertad, o aún creemos que es un estado pasajero que terminará cuando otra vez
nos crucemos de brazos?
Frente a estas preguntas son ustedes quienes
deben sacar sus conclusiones… Y, como último interrogante para cerrar esta
charla… Habiendo escuchado todo lo que se dijo, ¿por qué creen que es
importante para nuestra generación y en éste momento conmemorar éste día?
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