Lo que relataré a continuación sucedió hace dos noches, cuando estaba recostado en mi cama a punto de dormir. En mi cabeza se disputaban dos fuerzas: por un lado, el sueño con sus ejércitos de endorfinas intentaba apoderarse de mi cerebro en un intento desesperado, y por el otro mi pobre voluntad resistía en la meninge (quiero decir, las murallas) defendiendo mi firme pensamiento. Y mi pensamiento era "¡Quiero seguir escribiendo!" Así, esta batalla sin sentido duró cerca de 15 angustiosos minutos.
Ambos bandos comenzaron a cansarse, dando lugar al estado de ensueño. Fue entonces que de entre tanta confusión una voz se hizo presente, y dio un mensaje aún más confuso que puso fin a la batalla y declaró la victoria del sueño. El mensaje estaba dirigido a mí, y fue el siguiente:

<< ¡Hola, Pablo! Nunca me había presentado en esta forma, pero yo sé que vos me reconoces. Yo no te mentiría... bueno... ehhh... En fin, yo soy el que hace posible que vos crees lo que creás, que escribas lo que vos escribís, que dibujes lo que vos dibujás. Yo soy aquello en lo que te inspirás, soy la inspiración misma. Soy la vida, la belleza, el amor, la amistad, la felicidad y tus sueños, así como la guerra, la muerte, la sangre, el crimen, la locura, el gore, el sadismo y tus peores pesadillas. Te dí momentos de entretenimiento cuando quisiste escapar de la realidad, momentos de alegría cuando eras un chiquito, y te doy momentos de terror mientras dormís. Justamente, esta noche estoy aquí para eso. Tu voluntad quería escribir, así que vine a darte el tema.
¡Pero que modales son los míos!¡Ni siquiera te dije mi nombre! Mi nombre es... >>

Y me dormí. Al parecer la misión de aquel ente se cumplió, puesto que esa noche tuve una pesadilla bastante inspiradora que pronto estará plasmada en un texto. Espero que algún día, o noche, me diga su nombre y pueda tener un encuentro más largo con él, porque me debe algunas explicaciones si es quien dice ser... pero al fin y al cabo me cayó bastante bien xD

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